Las cenizas del viento by Alejandro Menéndez

Las cenizas del viento by Alejandro Menéndez

autor:Alejandro Menéndez
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantástico
publicado: 2014-09-04T22:00:00+00:00


El caballero no dudó y le hizo caso al príncipe de Gargata, confiaba plenamente en su fortaleza.

— ¡Nos vemos en la orilla del rio! — le gritó mientras se alejaba de allí.

William gesticuló levantando su mano, indicándole que no se preocupara.

Del túnel salió la sombra, desplazándose con cautela ante los hilos de la luna. Thomas la observó desde lejos por unos instantes.

El Viejo Halcón le había contado una vez acerca de los demonios, de las famosas legiones del Clan de la Luna, conocidas como las Legiones del Ocaso. Gran cantidad de monstruos fuera de la comprensión humana pertenecían a aquel ejército del pasado. Una de ellos era la gran bestia de ocho cabezas que irrumpió en Ferth aquella tarde y ahora frente a Thomas aparecía otra criatura similar.

Tenía el cuerpo de un lobo monstruoso y un pelaje más negro que la noche; sus ojos eran oscuros como pozos de brea, sus garras tan afiladas como dagas, y sus colmillos tan peligrosos como espadas. El nombre de aquel demonio infernal era Fenrir, o al menos así lo llamaba el Viejo Halcón en sus historias: Fenrir, ‘El Cazador de las Tinieblas’.

Thomas decidió alejarse inmediatamente, William estaba arriesgando su vida para que ellos llegaran a salvo a la playa. Después de un rato de correr por los bosques escuchó un aullido y a medida que el sonido se desvanecía él joven se acercaba más a la costa, allí donde el rio Esmeralda se unifica con el Océano Interior.

La noche se había cerrado por completo. Toda la existencia parecía contenerse en un puñado de tétricos sonidos. Los animales del bosque no estaban presentes, se mantenían refugiados, y temblaban asustados frente a aquello que permanecía escondido tras los velos nocturnos.

A lo lejos, Thomas vio agua plateada que decantaba en un océano de acero bajo los rayos lunares. Allí estaba la silueta de la esperanza, Galendash los estaba esperando, de pie al lado de su barco.

El legionario comenzó a mover los brazos apenas se percató de que Thomas se estaba acercando, a lo lejos, se notaba el alivio que sentía por verlo sano y salvo.

Su rostro fue cambiando de semblante a medida que el joven Vaine llegaba a su lado.

— ¿Dónde está William? — preguntó temiendo lo peor.



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